viernes, 29 de mayo de 2009

PARTO VAGINAL DESPUÉS DE CESÁREA. Habla una mujer que está en la búsqueda.

Les comparto texto de Vilma del blog Vidrio, Papel o Tijera.

Me conmovieron profundamente sus palabras, ya que hace un resumen inteligentísimo de su sentir como mujer que sufrió una cesárea y hoy se permite repensar aquel acontecimiento.

Parto respetuoso- Parto vaginal aún después de cesárea- Recuperando el poder

Aumento de las cesáreas innecesarias.


El tema me toca muy de cerca, ya que yo misma viví una.
Llegué al embarazo de mi hija Olivia, con alegría, espectativas,muchos sueños y conceptos que han cambiado con el tiempo, casi totalmente. Algunos de estos conceptos muy parecidos a los que escucho tienen muchas mujeres madres o futuras madres de entre 25 y 40 años que conozco.

Lo primero que hacemos al darnos cuenta que la menstruación de ese mes no aparece es dudar. Será un atraso? o Estaré embarazada?. Pasan unos días y decidimos hacernos un test casero para sacarnos la duda. (tan alejadas del conocimiento de nuestro propio cuerpo y sus señales, preferimos confiar en él).
Luego de la revolución interna que el sabernos embarazadas nos produce, sacamos turno en un@ obstetra, quien nos manda la primera ecografía, que haremos entre las 8 y las 12 semanas. A partir de ese día veremos cada tanto a este médico y seguiremos haciéndonos ecografías.
Estas serán esperadas con ansiedad, ya que podremos ver a nuestro bebé ( que muchos de los profesionales aún llaman feto). Lo veremos moverse, estirando sus piernitas y manos, girar su cabecita... sabremos en qué posición se encuentra en nuestro útero y en alguna quizá podremos conocer su sexo...Pero en la sala de espera, momentos antes de hacerla el temor casi siempre se hace presente... qué pasa si algo no esta bien? el momento tan ansiado, este procedimiento que con los años se tornó de rutina, trae consigo el miedo de saber que también una eco detecta anormalidades o problemas que pocas estamos preparadas para conocer.
Con "suerte" todo está bien.
Otra visita al obstetra. Esta vez indica exámenes de sangre. Quizá también algún complejo vitamínico, o complementos de hierro.
A esta altura del embarazo, la panza es grande, el/la bebé se mueve y podemos sentirl@, conectar con ella/el hablarle y nos podrá escuchar . Empezamos a imaginar el parto,cuando por fin esté en nuestros brazos. Leemos revistas, de las más conocidas que ofrece el mercado, quizá alguna de nosotras (no la mayoría ), algún libro sobre embarazo, puerperio, crianza. Miramos programas en televisión como " mi bebé" o alguno de partos por discovery heart. Si durante estos nueve meses hubo alguna expo quizá también allí estuvimos, mirando o comprando cochesito, cambiadores, sacaleches, mamaderas y ropita.

En algún libro leímos que sería bueno informarnos sobre el porcentaje de cesáreas, episiotomías, inducciones, que se practican en la clínica que elegimos o en la que nuestro obstetra trabaja. Lo consultamos con el/ella y nos dice que todo lo que se haga será por el bien de nuestro bebé. Que no debemos preocuparnos. Preguntamos por la anestesia. Nos dice que si la necesitamos nos la aplicarán sin problema. Pero realmente, no tenemos por que preocuparnos por nada, estamos en buenas manos, la clínica cuenta con instrumentos modernos y con una neo, donde atenderán al bebé rápida y efectivamente en caso d necesitarlo.

La fecha de parto se acerca y la forma en que éste se desencadena, es el desenlace con varios finales, que casi todas contamos, cuando relatamos la forma en la que nacen nuestros hijos. Creyendo, casi siempre, que así es como se nace. Que éstas son las únicas, opciones, ya que la mayoría de las mujeres estamos pariendo así.

1) Algunas comenzamos con trabajo de parto. Nos vamos a internar. Una vez en la clínica la enfermera coloca la vía para el " suerito" ( oxitocina sintética). Las contracciones se vuelven cada vez mas fuertes, al punto de ser insoportables. Los tactos para saber con cuanta dilatación estamos las hace el médico o la partera a veces con practicantes u otras personas que no sabemos quienes son, a su lado. El bebé está siendo monitoreado constantemente. El dolor se agudiza, gritamos, deseamos y/ o nos ofrecen anestesia peridural. El dolor sede, las contracciones casi no se sienten. Deben indicarnos cuando suceden, y que estamos completamente dilatadas. Nos pasan a la sala de partos, donde recostadas en una camilla, horizontales y anestesiadas el bebé "no baja". El monitor que controla los latidos del bebé indica que hay " sufrimiento fetal" y debemos ir a cesárea.

2) La fecha probable de parto ha llegado y no hay signos de que el parto se desencadene... ni contracciones seguidas, ni rotura de bolsa. En la consulta el obstetra nos dice que el bebé ya está maduro, quizá podremos esperar una semana mas, pero tal vez decide que será mejor inducirnos, y nos recomienda internarnos tal día. Oxitocina, contracciones, dolor..cada vez mas fuerte, contracciones cada vez mas seguidas, peridurar, tal vez episiotomía. Final con parto vaginal o cesárea.

3) Una ecografía detecta varias vueltas de cordón, o que el bebé es pequeño, o demasiado grande, o posición " de cola". Cesárea programada.

De todas las mujeres que conozco muy pocas han parido vaginalmente en clínicas, muchas menos sin epiciotomía, anestesia, o inducción. La mayoría han tenido cesáreas justificadas por lo anteriormente enumerado.
Quienes han vivido un parto "natural" tienen hijos de mas de 10 años, han parido en hospital, o en casa de partera o domicilio.

Un número muy importante de cesáreas, se producen, por la intervención médica durante el trabajo de parto.

Vivimos una época en la que rápido, limpio y cómodo son valores positivos.
Ni que hablar de redituable.
La cesárea es rápida. Ocupa a mas personal que un parto respetado en sus tiempos, la estadía en la clínica es mayor también que con un parto vaginal, más aún cuando la internación es recomendada antes de las 10 de la mañana, y la salida después de esta hora ( si tienes obra social, esta pagará a la clínica dos días mas de los que en realidad permaneciste...como en los hoteles).

Cómo, cuándo, de qué forma, llegamos las mujeres al momento de dar a luz?
Cuántas imágenes de mujeres sufriendo, gritando hemos visto en películas o por televisión? Cuántos partos, respetados, mujeres sonriendo, o realmente disfrutando aún con dolor?
Cuántos animales hemos visto parir?
Conocemos realmente nuestro cuerpo?, nuestros órganos sexuales... cuántas veces durante el embarazo estuvimos en silencio sólo pensando, sintiendo, escuchando a nuestro bebé, en medio de la vorágine de la vida cotidiana, familiar y el trabajo?
Cuánto hemos hablado de nuestros miedos?

Fuimos educadas... tan bien educadas, al punto de olvidarnos cuestionar.
Alejadas de lo instintivo, de la mujer salvaje, culturizadas, dejamos nuestro conocimiento ancestral, celular, con el que nacimos. Preparadas, diseñadas para parir, en manos "especializadas", en mentes preparadas para resolver patologías.

La mayoría de los partos evolucionan normalmente y sin complicaciones, sin intervenciones que mas que ayudar,complican un proceso que es natural y espontáneo.

Sin embargo ahí estamos, dejándonos, asustar, y consiguientemente, manejar. Miedosas..temerosas de que "algo" ocurra.
Durante el embarazo, dejándonos tratar con cuidado de enfermas, nos resetan, no hacen análisis, nos mandan estudios, como si fuéramos débiles o propensas a tener quien sabe qué. Siempre dispuestos a encontrar "algo" a detectar "cualquier anormalidad" lo antes posible. El peligro asecha. Finalmente logran que lo creamos. Nos cuesta sentirnos fuertes, seguras.

Pero el conocimiento y la información real, libre de intereses económicos, es capaz de disipar el miedo y devolvernos el poder. El conocimiento empodera, permitiéndonos tomar las riendas de nuestra propia vida y la de nuestro embarazo!!!
Tenemos derecho a conocer otras opciones. Aprender a tactarnos nosotras mismas, a tocarnos la panza y reconocer nosotras y nuestra pareja la posición del bebé en el útero. tenemos derecho a recibir información real sobre qué es un parto respetado y que ésta llegue a nuestras manos.


El que no conoce no puede elegir, ni hacer valer derechos!

El cuerpo de la mujer está bien formado para abrir paso al ser que allí se creó, que durante nueve meses nutrió y albergó.
Somos una maravilla, nuestro cuerpo es una maravilla. Y es hora de que empecemos a ver el embarazo y el parto desde este ángulo que nos llena de energía y de confianza, para comenzar a parir a cuerpo dispuesto. Para acompañar a nuestro hij@ en éste, el cambio mas trascendental que le tocará vivir. Para que no esté solo.

Recuperar el conocimiento y amor por nuestro cuerpo, es un camino personal que nos lleva a descubrir la fuerza potencial que está escondida, pero que la llegada de un hijo posibilita encontrar.
Los cambios que en el cuerpo ocurren, son la cara visible de aquellos mucho mas profundos. Nuestra costumbre de guiarnos solo por la vista, nos llena de desconcierto, cuando lo realmente importante está sucediendo en el interior. El de nuestro cuerpo, el de nuestra psique, el de nuestro corazón.
El embarazo, el parto y el puerperio, pueden darnos, si se lo permitimos, mas información sobre nosotras mismas, que años de terapia.
Y aunque las personas, por lo general hacemos de todo por impedir que emociones demaciado fuertes y conflictivas nos invadan y las enterramos en lo mas profundo del cuerpo...las embarazadas las llevamos a flor de piel. Nos es muy difícil bloquear sus manifestaciones corporales. Somos toda expresión.
El parto es un momento de los mas importantes de la vida de una mujer.
No solamente nos enfrentamos al reto de nuestra propia capacidad física, sino que a nivel psicológico es la posibilidad de experimentar nuestros propios límites y recursos. Es o puede ser un momento duro, difícil, como también una experiencia en que cuerpo mente y alma actúen en armonía, de manera no controlada.
No es fácil, valorar esta experiencia, desde este punto de vista. No en vano, en nuestra sociedad, la tendencia a hacer desaparecer, todo aquello que es difícil, doloroso, duro, molesto, va en aumento. Tendiéndole a uno de " ahorrarle" este tipo de experiencias, nos " ahorran" también los sentimientos de poder, seguridad y el crecimiento que ellas pudieran aportarnos. Se va moldeando así una sociedad de individuos " anestesiados", y por extensión una sociedad de niños y niñas. Si partimos de la base que una mujer no tiene recursos por si misma para enfrentarse, vivir, disfrutar del proceso psico-biológico-afectivo como es el parto, es tanto como decir que no ha dejado de ser una niña... una niña que necesita indefectiblemente de otro ( padre simbólico) para parir: médicos ( muchas veces hombre), medicación( casi siempre con efectos secundarios), instituciones y todo el aparato que supone el parto hospitalario actual.
En los detalles de todos los días vemos como en nombre del "progreso" y la "seguridad" y del saber asegurador, a la mayoría de los individuos, se nos hace complicado poner siquiera en duda el lugar técnico de la salud, y terminamos dando a luz allí donde lo encontramos, hospital o clínica. Mujer y bebé pierden protagonismo y decisión, sediéndoselos al médico y las rutinas institucionales.
Los cursos de preparación para el parto dictados allí, están hechos para hacer entrar a las mujeres y parejas en las normas y el espíritu del establecimiento donde se desarrollará el parto. No son mas que abusos de poder, encubiertos, que nos desvían nuestra vivencia personal y deseos. Llegamos el día del parto admirativas, convencidas, dóciles, agradecidas y condicionadas en lo que ya está organizado.

Las mujeres y parejas debemos salir de esta dependencia de asistidos. Ayudar a nacer a tu hijo, acompañarlo, puede ser un momento privilegiado, para reflexionar sobre la vida.
Qué sucedería si nosotras y nuestras parejas nos corriéramos del lugar de consumidores para pasar a ser participantes y tomáramos a nuestro cargo nuestra forma de vivir el nacimiento y el lugar para parir?


No es una utopía, algunos poco a poco lo vamos haciendo.
No son el Estado y el mundo médico quienes cambiarán el nacimiento, somos nosotros los padres y futuros padres, mujeres y hombres quienes haciendo oír nuestra voz colectivamente y rechazando la mentalidad de asistidos impondremos nuestros derechos sobre el nacimiento y la vida. Es nuestra responsabilidad para con nosotros y nuestros hijos.

Por un nacimiento respetuoso y sin violencia!

Ver nota completa acá.

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