viernes, 24 de septiembre de 2010

La Salud y Las Emociones

Entrevista al Dr. Jorge Carvajal Médico Cirujano de la UNIVERSIDAD DE ANDALUCÍA - ESPAÑA
Pionero de la Medicina Bioenergética
Marzo 10, 2009

¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?

El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende En realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma. Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

La Salud y Las Emociones

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican?
Un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional. Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas. El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.

¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?
De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar. Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.

¿Cómo nos afecta la ira?
La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?
La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?
Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?
La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?
Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza. ¡Qué difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?
Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.

¿ Y si aparece la enfermedad?
Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?
La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera. La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el "debería ser", y no somos ni lo uno ni lo otro.
El estrés es otro de los males de nuestra época. El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie. El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.

¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?
La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior. Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.

¿Qué es para usted la felicidad?
Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia. Vivir el Presente

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?
Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?
Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?
El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora. El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama. Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?
Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

martes, 14 de septiembre de 2010

¿EN QUÉ CONSISTE EL PARTO?

Es la fase más breve, fácil y segura de la reproducción y la única que dado el caso, la mujer puede realizar completamente sola, aunque ello no sea deseable, no por la parte física, sino por la psicológica por que el parto provoca una emoción tal que es conveniente compartirla con una persona amada, el más indicado de todos, el padre del bebé que es bueno que comparta su nacimiento.
El parto es la etapa final, aquella en la que se recoge el fruto, es resultado de una larga espera, el momento en que se satisface una gran ilusión.
Físicamente el parto no es más un simple trabajo muscular. Las fibras longitudinales del útero “tiran” del cérvix hacia arriba, hacia el fondo del útero, al contraerse, al disminuir su longitud, obligando a que el cérvix se acorte, se aplaste y desaparezca, absorbido por la parte inferior del útero.
Tras un descanso más o menos breve, las contracciones se reanudan, dirigidas siempre hacia arriba y van agrandando poco a poco el orificio cervical, a lo cual 0’¡contribuye la bolsa de las aguas, cuya elasticidad permite que se insinúe dentro del orificio, por pqueño que éste sea. A cada contracción, el útero se achata y se achica y el agua que no puede achicarse, lo que hace es tomar presión y expande la parte de la bolsa introducida en el orificio, con la fuerza, hidraúlica, a la vez suave y potente del líquido contenido en ella.
Cuando la dilatación alcanzaun diámetro entre 8 y 10 centímetros, si el feto está en su debido posición, el primer diámetro que presentará a su salida será el bioccipital,
unos 7 cm. Si la mujer permanece en pie, el feto caerá en la vagina por su propio peso, lubricado por el vernix caseoso, destinado, precisamente a hacerle resbalar.
La vagina es de un tejido sumamente elástico y está separada del recto por un tabique muy delgado. La parturiente tiene la sensación de tener el recto eccesivamente occupado y su cerebro se persuade también de ello. A la salida del feto, el útero se retrae, las contracciones cesan y hay en período de descanso, como una recuperación de fuerzas preparándose para el alumbramiento, pero la mujer está muy molesta, con aquel bulto empujando contra el tabique recto/vaginal y el cerebro decide dar la orden de vaciar el recto, por el mismo procedimiento que se vcía siempre, por la contracción de los músculos abdominales, presionan de afuera a adentro y obligan al feto a salir, pero éste se encuentra en su camino un obstáculo inesperado: por la parte posterior ha salido ya parte de la cabeza, desde la coronilla al cogote, pero por delante, la cara está aún dentro de la vagina. Las eminencias frontales se han quedado paradas contra el pubis materno. Para colmo de desdichas, el periné ha decidido convertirse en canal blando del parto e impide la salida del feto, colocándose, como si fuera un capuchón sobre la cabeza fetal. ¡Vaya un problema! En el hospital lo arreglan rápidamente, con un buen tijeretazo, pero merece la pena pararse a pensar ¿por qué se comportará el periné en el parto de un modo tan extravagante?
El organismo humano es una máquina perfecta, todo vale para algo, cada órgano, cada parte del cuerpo, tiene una misión útil y concreta. Ya se sale que el periná es el suelo del abdomen que ejerce un importante papel coadyudando a sostener ensus debida posición las vísceras abdominales, pero esa intrusión en el parto, como para ne dejar salir al pobre feto, tratando de impedir o, por lo menos, retrasar su llegada a este mundo. Le di muchas vueltin en mi magín a este problema y, de repentehallé, como por milagro, la solución: La Naturaleza ha previsto que para el feto es un gran “choc” encontrarse, de pronto en un Mundo desconocido y, de momento adverso y a encargado al periné que se encargue de que el feto salga despacito, poco a poco, suavemente. ¡Pobre periné! Se juega la vida por evitar que el feto sufra al nacer bruscamente. ¡A me daba pena ver como que ponía pálido, transparente, casi como un cristal y tan frágil como si lo fuera! A todas las comadronas de mi época, nos enseñaban a proteger el periné, en la Escuela de Matronas, en las Maternidades de lasque entonces había varias muy buenas, lo aprendíamos unas matronas de otras, discutíamos si la maniobra de Olshausen era mejor o peor que la clasica de Bumm. Que periné quedara intacto, como si la mujer no hubiera parido, era motivo de orgullo profesional para todas y cada una de nosotras. Protegíamos los perinés con suavidad y amor, ibamos retirando, poco a poco nuestras manitas, mientras el periné se iba arrugando de nuevo y detrás de la frente surgían los ojos, la nariz, la boca y la barbilla del feto que salía como no por arte de birlibirloque, sino gracias a que el feto sabía hacer, sin que nadie se lo hubiera enseñado, aquellos cuatro movimientos, de rotacuón interna, flexión, deflexión y rotación externa, que todas habíamos estudiado. No sé si a mis colegas les pasaba lo que a mí, que me quedaba extasiada y maravillada al ver con cuantan precisión y limpieza los ejecutaban los fetos, ¡como si no fuera la primera y única vez que nacían, como si estuvieran acostumbrados a nacer, a respirar, a mamar! ¡¡Todo lo sabían hacer solos!! Siendo hijos de unas madres que no sabían parir, pero que tampoco tenían miedo, que soportaban estoicamente los dolores, que creíamos inevitables del parto y se olvidaban de ellos apenas tenían al bebé en sus brazos. ¡Que gratificante era ser matrona entonces, cuando el parto era un grato y alegre acontecimiento familiar, cuando cada bebé traía no un pan bajo el brazos, aunque buena falta nos hacía, sino sonrisas, amor y paz.

Consuelo Ruiz Vélez-Frías
Ha sido mujer, madre, matrona, (ha fallecido en el año 2005) y nos ha dejado un legado de buen saber.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La revolución maternal

Se acabaron los escandalos silenciosos...


Las malas noticias

* Al menos un 10% en operaciones innecesarias (Cesáreas) que ponen en peligro la vida y/o la salud de madres y bebés.
* Las mujeres sufren mutilación genital de manera casi generalizada en los hospitales españoles, padeciendo de posteriores problemas sexuales y obstetricos.
* Una rara condición psicológica llamada hipogalactia colectiva afecta a millones de madres en el mundo desarrollado. Esta rara enfermedad es generada de manera externa por factores que las llevan a creer que no pueden amamantar a sus bebés,otros factores que contribuyen a esta patología son la confusión social sobre la maternidad, la masculinización y medicalización de la maternidad, la delimitación de cuando y cómo amamantar y la falta de aceptación social del pecho como fuente de alimento. Lo que ha llevado a nuestra especie, a depender de biberones, y comprar productos manufacturados. El problema es que estos productos afectan a la salud de nuestra especie y en algunos países casi un par de millones de bebés no sobreviven. Sin hablar de los daños colaterales y la precaria salud con la que crecen nuestras futuras generaciones. Pero este grave problema genera beneficios por lo tanto es difícil de erradicar.
* El abuso y abandono han pasado a ser aceptados, se venden libros en los que el no responder a las necesidades afectivas de nuestros hijos es calificado como método.
* Nuestras hijas viven una adolescencia precoz, algunas sufren de anorexia nerviosa, quieren pechos postizos y no entienden la maternidad.
* Las mujeres sienten como difícil y a veces doloroso el ser madre.
* Los hijos son una incomodidad social y cultural, no existen, cuando hay que tratar con ellos son unos desconocidos que viven en nuestra casa y parecen no entender las normas de sumisión que se les dictan, y sobre esto se hacen anuncios publicitarios, artículos, programas, revistas y libros
* Se considera negativo, perjudicial, absurdo, feo, egoísta, o peligroso lo siguiente:
- Parir por nosotras mismas
- Amamantar a nuestros hijos
- Cogerles en brazos, dormir con ellos, atenderles cuando lo necesitan
- Encargarnos de su crianza y cuando lo creamos oportuno de su educación
- Que las mujeres sean mujeres
- Que los niños sean niños
- Que los hombres sean hombres
- Disfrutar de estar con nuestros hijos
- Ser mamífero
- Envejecer (en especial para las mujeres, se recomienda observar la publicidad de medicamentos, dentaduras y compresas para mujeres de más de 40 años)


¿Y cuales son las buenas noticias?

-Que ya somos muchas las que lo sabemos.
-La revolución se gesta en las catacumbas matriarcales.
-Que ya entendimos que la maternidad fue secuestrada, ya no se podrá negociar con nuestra leche, con nuestros cuerpos, ni nuestras vaginas, ni muchisimo menos con nuestros hijos.
-¡Que hasta aquí llegamos!
-Qué esta revolución ya ha comenzado y lo hace desde su principio y desde su base :
el útero materno
El primer espacio será reivindicado, y luego la vagina, ésta ya no volverá a ser ni mutilada, ni asaltada y la leche volverá a ser la nuestra, la de nuestra historia. Y así con nuestros pechos y desde el primer amor, el que nos hace madres, crearemos un nuevo mundo. Donde poco a poco recordemos quienes somos, las que parimos mundos, las que acunan el futuro, las forjadoras de sueños.

Contundente nota de Jesusa Ricoy-Olariaga! Extraída de su blog. Link.

domingo, 12 de septiembre de 2010

CARTA A LOS QUE OPINAN SOBRE COMO CRIAR A TU BEBÉ

Excelente texto de Valeria Calderón de Portabebés Ayu.
Nota completa aquí.

Por Valeria Calderón, para Esther y todas las mamás que a veces se sienten abrumadas y quieren que los demás las dejen experimentar su sabiduría interior.


Imagina que tu bebé nace a la vida y que comienzas a practicar un nuevo baile de dos en el que experimentas muchos sentimientos:

Puede que estés muy emocionada y feliz, aunque algo adolorida y cansada, o sientas tus “hormonas alborotadas” y llores sin razón aparente. O te abrumen sentimientos encontrados de amor y rechazo hacia tu bebé, por un lado deseas abrazarlo y no despegarte de él ni un minuto porque tu instinto y tu bebé te lo piden, o por el contrario, experimentas sensaciones de lejanía, falta de conexión, vaciamiento o separación.
Tal vez empiezas a disfrutar de la lactancia desde el principio y no presentas molestias como grietas o fisuras y manejes la eventual congestión mamaria cuando a los pocos días baja tu leche con descanso, calor local y amamantando frecuentemente por ejemplo, ofreciendo el pecho a tu bebé serenamente. O por el contrario, no quieres amamantar del todo, o solo deseas hacerlo por un corto tiempo o encuentras muchos tropiezos que sientes, dificultan la labor que se espera de ti como mamá. Incluso puede pasarte que no entiendes porqué esa pequeña personita te está reclamando permanentemente al paso que desconoces tu propio cuerpo cansado y adolorido, que además saca líquidos de leche, sudor y sangre y no entiendes tampoco porque no te sientes dueña de ti.
Son tantas las situaciones que puedes llegar a vivir que te preguntas si al necesitar pedir ayuda vas a encontrar apoyo, acompañamiento o reconocimiento de tus sentimientos, sean estos negativos o positivos pero legítimos igual. O si por el contrario, te vas a encontrar con una retahíla de opiniones y consejos que tal vez vayan en contravía de tus creencias, convicciones, emociones o de la sabiduría interior que está encerrada en ti esperando salir.
Consideras que tu cuerpo, máquina perfecta diseñada para albergar, cuidar y alimentar a tu bebé mientras crece dentro de ti está también preparado para albergar, cuidar y alimentar a tu bebé mientras crece fuera de ti. Y lo sabes! Sin embargo, necesitas tiempo, necesitas conectarte con tu interior, con tu intuición, con esa sabiduría.
Y te pasa que decides continuar con aquel contacto que iniciaste cuando te enteraste de la dulce espera y que siguió cuando recibiste en tus brazos a esa personita que viene a complementar y engrandecer tu mundo! Y lo haces con tu incondicional entrega y a través de tus cuidados y del pecho generoso que le ofreces. Te entregas a satisfacer su fuerte instinto de succión sin medidas, cálculos o cuantificaciones y te das cuenta que esa necesidad tan vital para tu bebé requiere de tu permanente disponibilidad, paciencia, tiempo…
Te das cuenta que el calostro, aquel fluido vital que al principio viene en pocas cantidades es suficiente e importante para que tu bebé reciba gotas de inmunidad y de alimento. Te das cuenta que tu cuerpo contaba con ese alimento, pero que si hubiera fluido a chorros desde el principio, tu bebé tal vez no habría podido controlarlo sin atragantarse porque recién está adaptándose al baile y porque su estómago es pequeño. Observas además que poco a poco ese preciado líquido se va convirtiendo a través de la succión y del tiempo, en leche madura que le dará no solo nutrición sino el afecto que necesita y que irá creciendo en su caudal si no le pones ningún tipo de interferencia, ni horarios, ni relojes marcando los minutos en que supuestamente debe permanecer al pecho tanto de día como de noche, tanto despierto como dormido.
Entiendes que tu cansancio posiblemente no se irá pronto porque tal vez seguido al parto se sumarán noches de despertares de tu bebé que no se parecen a los despertares de un adulto sino que respetan los propios ciclos y ritmos naturales de alguien pequeño que necesita con frecuencia de tu cercanía, tu calor y tu alimento y que posiblemente a ti te funciona para descansar mejor, pasar ese tiempo y esas noches con tu bebé pegado a tu cuerpo sin que le importe al mundo.
Y continúas cuidando a un pequeño o pequeña que te necesita mucho; a tu hijo o hija a quien nutres con toda la paciencia siguiendo los dictados de tu instinto, ojalá sin más interferencia que los pensamientos que rondan tu mente y tu corazón, posiblemente acerca de si lo estás haciendo bien o mal. Y sientes que algo estás haciendo bien…
Tus familiares y amigos respetan esa diada y contribuyen a que ese vínculo se manifieste en todas sus vertientes. No interfieren cuando acunas y meces a tu bebé o cuando le cantas o mantienes ese contacto piel a piel. Tu cuerpo ya tiene establecida la lactancia conforme los pedidos y requerimientos nutricionales de tu bebé y empiezas a sentir confianza porque seguiste los dictados de tu intuición y pusiste en práctica la sabiduría con la que naciste y que se despierta para que ambos tomen de ella lo necesario para fluir; una sabiduría de dos y solo para dos.
O si pensaste que no pudiste o no quisiste tomar esa sabiduría, la ayuda que recibiste no fue producto de opiniones, críticas ni juicios de valor, sino del acompañamiento y del reconocimiento de lo que sentías en ese momento, sentimientos que estaban en ti.
Todos dan un paso atrás para no entorpecer tu camino de madre. Solo a pedido tuyo te acompañan, hacen mandados o se reparten la elaboración y transporte de alimentos nutritivos para ti y tu familia, otros te ayudan a limpiar y ordenar un poco la casa, otros juegan, acompañan y atienden a tus otros hijos si los tienes y todos participan sin preguntas diferentes a qué pueden hacer para que te sientas bien.
Nadie interfiere con abusivos comentarios basados en su experiencia previa de crianza o lactancia, o basados en cómo se desempeñaron sus propios cuidadores o sobre cómo debería criarse a un bebé.
Menos te dirán que no lo beses porque “quien sabe que microbios le pasarás” ni que como “no te sale leche” tras el parto y tu bebé quiere estar “pegado a ti todo el tiempo” no tienes lo suficiente para alimentarlo; menos que debes complementarlo con sustitutos de la leche materna o vigilar su peso porque es probable que si te pide tanto se bebe a que eres “mala lechera”, cuando sabes que es precisamente ese contacto el que hace fluir caudales de leche en tu cuerpo y cuando para ti, entre más leche le des a tu bebé y sin muchos intervalos programados de tiempo, se alimentará mejor y su peso corresponderá al de un bebé sano. Y que si llora no es porque esté mal alimentado sino que tal vez es su manera de expresarse y porque en ocasiones necesita también contacto, calor, disponibilidad, acercamiento, acompañamiento, sensación de bienestar, mamá.
Nadie te dice que te separes de tu bebé y que lo tienes demasiado tiempo alzado en brazos, cuando sabes que ese contacto es tan nutritivo como tu leche, así como tampoco señalan que debes poner horarios en la alimentación para que tu bebé se regule y por ende te deje dormir, cuando sabes que medir el tiempo en que un bebé pasa al pecho atenta contra la producción de leche materna y que es óptimo ofrecérsela cada vez que el bebé te lo pida y durante el tiempo que lo pida.
Tampoco te sugerirán investigar tu historia familiar de lactancia porque “eso de ser mala lechera es hereditario”, cuando sientes que cada mamá experimenta una vivencia única de lactancia. No te dicen que debes levantarte, que es el colmo que estés encerrada días y noches dando pecho y atendiendo a tu bebé, que te ocupes de tus cosas personales y que se va a malcriar por estar todo el tiempo a tu lado, cuando sabes que en estos momentos tu bebé te necesita más que nunca.
No te dirán “cómo dejas” que se quede dormido en tu pecho, cuando para ti es la manera más eficaz y cariñosa de hacerlo porque en ese momento de su ciclo vital parece que le encanta y le sirve dormirse así y lo hace además plácidamente. Menos te aconsejan que si se despierta con el menor movimiento tuyo o llora cuando te alejas sea porque es un malcriado, cuando sabes que si lo hace es porque te necesita. Tampoco te dicen que es mejor taparte los oídos para que llore hasta el cansancio y se acostumbre a dormir solo sin que tengas que acudir a atenderle, o que implementes rutinas en las que progresivamente te vas alejando de tu bebé hasta que complete determinadas horas seguidas de sueño, cuando sabes que los pequeños tienen ritmos de sueño diferentes a los de los adultos y constantemente se despiertan exigiendo la cercanía de un cuidador.
No se les ocurrirá “aconsejarte” a medida que tu bebé vaya creciendo, que “ya es hora” de acortar las tomas de leche materna o incluso de destetarlo porque tu leche ya no lo alimenta y “es pura agua” cuando sabes que a pesar del tiempo sigues pasándole defensas y alimento, pasándole cariño, seguridad, confianza; ni te dirán que dejes de correr a su lado cuando llora o te pide el pecho solo por consuelo o cuando se lastimó o se entristeció por algo, o solo porque simplemente en ese momento quería “mamá”. Mucho menos te dirán que ya está muy grandecito para que lo alces, ni siquiera sentada, así ya no quepa en tus piernas.
Todo te lo dirán tu sabiduría, tu instinto, tu corazón, tu intuición y eventualmente, lo que creas que no sepas te lo pueden decir personas que hayan vivido una feliz experiencia de lactancia, o de crianza independientemente de si han amamantado o no. Y te lo pueden decir personas que además saben cómo ayudarte a superar algunos impases como grietas, fisuras, congestión mamaria y demás. Personas que te acompañen sin juzgarte y que no tomen posición sobre tus decisiones de amamantar o no amamantar o de no dejar llorar, de cargar, personas cuya presencia te beneficie, te acompañe.
Imagina que pasó el tiempo y recuerdas cuando tu bebé nació a la vida, cuando comenzaste a practicar aquel nuevo baile de dos en el que experimentaste situaciones diversas. Reconoces que esa manera de nutrir con alimento materno y con cercanía, tiempo y acompañamiento a tu bebé es milenaria, que en los tiempos de las primeras personas en el mundo y aún hoy en día para muchos, no existía ni existe mejor manera de proteger a los bebés y que sus cuidadores: mamá, papá y grupo social los podían llevar cargados, con el pecho de su madre a disposición, atendiendo todas sus necesidades sin el temor de que se convirtieran en seres caprichosos, manipuladores o tiranos; disponiendo para ellos de tiempo; tiempo que hoy en día parece ceder a necesidades personales que bien se puede satisfacer en otro momento o tiempo que parece interminable pero que con el correr de los años te diste cuenta que pasó como pasa lo que dura un pestañeo; tiempo que descubres se convirtió en horas de amor que le diste a tu bebé.
Y te das cuenta que tu sabiduría es y fue tan grande, que te permitió dar rienda suelta a los dictados de tu corazón y que solo tú sabías lo que era mejor para tu bebé, porque era tu bebé y tú su mamá. Y que seguiste y recorriste ese camino que al principio tal vez te tomó esfuerzo o no querías explorar porque tenías dolor, emociones, inseguridad, fatiga, contradicciones y sensaciones que no habías conocido antes, pero que tal vez sola o con la ayuda de acompañantes respetuosos viste que lo caminaste mejor, con un paso seguro y firme, porque sabías que tenías el conocimiento y que estaba en ti, porque lo dejaste fluir y te dejaron hacerlo.
Si tenías pareja, ella participó en el baile, siendo entonces tres. Te acompañó o incluso te reemplazó en algunos cuidados como bañar, cambiar o cargar en sus brazos al bebé pequeño y posiblemente te cuidó además a ti, protegiéndote, ofreciéndote algo que te gustara o necesitaras, o simplemente preguntándote cómo estabas y que podía hacer por ti. Y más adelante, te sentiste tranquila y con la confianza de que si empezabas nuevos bailes en los que ya no serían tres, sino o cuatro, cinco o más, los miembros de esa nueva familia estarían rodeados de seguridad, confianza y tranquilidad.
Ahora sabes que ese pequeño caudal inicial de gotas de energía nutritiva que aumentaron su volumen para convertirse en leche madura fue un alimento importante para tu bebé quien tuvo acceso libre sin límites y que tomó todo lo que necesitó de manera cómoda y confortable. Tu bebé se alimentó naturalmente de ti, de tus sentimientos, de tus emociones, te tu contacto, de tu apego, en fin, se nutrió de tu vida entera y fue además un bebé sano!
Ahora entiendes que la naturaleza te proporcionó todas las herramientas para protegerlo y que si lo abrazaste y lo tuviste cerca mucho tiempo, muy probablemente se convirtió en una niña o niño seguro, independiente, nutrido y sano que dará paso a una mujer u hombre que mañana se permitirá y podrá permitir esa misma cercanía tan vital, valiosa y necesaria con sus propios hijos.
Hoy sabes que una madre cuenta con mucha sabiduría así esté comenzando a bailar y que si te pide la acompañes en un tiempo tan importante para ella, lo harás respetuosamente, sin opiniones ni consejos y solo con tu disposición de ayudar a quien está empezando a recorrer ese camino que con tu propia sabiduría diferente a la de ella, tu ya recorriste.