"Cuando el proceso del nacimiento se vea como un período de suma importancia en el desarrollo de la capacidad de amar, ocurrirá la revolución en nuestra visión de la violencia."
Michel Odent
Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento. Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir. Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades. La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas. El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer. Fuente: Relacahupan (Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)
SOBRE CALLATE Y PUJÁ!
Ver sólo el primer video, los otros se cuelan aleatoriamente.
Esto no es ficción, es la pura realidad! Le sucede a miles y miles de mujeres pariendo y niños naciendo en nuestro país y alrededores... por día! Tanto en la atención pública (hospitales) como privada (clínicas y sanatorios incluídos los llamados 5 y 6 estrellas!) ¡ABRAMOS LOS OJOS MUJERES Y VARONES! ¡Hagamos valer nuestros derechos y los de nuestros hijos por nacer!
A la sombra de la cultura, el vientre todavía palpita
Porque la cultura crea los géneros, los roles, los arquetipos de lo que se supone que es un hombre y de lo que es una mujer; los géneros echan raíces en el inconsciente y crecen modelando emociones, sentimientos, ideas, anhelos y proyectos... que dirigen toda la energía sexual reprimida hacia una patética e institucionalizada mentira, y ponen todas nuestras vidas al servicio de esa patética e institucionalizada mentira, detrás de la cual se esconde la realización del Poder. Pero los cuerpos están ahí con su sabiduría filogenética, permanentemente tratando de escapar y de resistirse al orden simbólico establecido. Por eso, a pesar de la generalización de la robotización de la maternidad (a pesar del decúbito supino, del chupete de plástico, de la leche artificial y de la cuna), gracias a la maternidad, los cuerpos de las mujeres producen tormentas y maremotos que conmueven los cimientos de los géneros y de toda la cultura de la femeneidad patriarcal. La maternidad en muchas o en algunas mujeres consigue romper las corazas psicosomáticas que impiden la expansión de todo un campo de erotización femenina; gracias a los partos, los úteros se distienden y salen de su estado letárgico, 'histérico' y rígido; gracias a la lactancia percibimos el temblor placentero de los pechos. Vemos algo de luz al final del tunel, en las sombras de la cultura, el vientre y los pechos todavía palpitan. Casilda Rodrigáñez, fragmento de la conferencia "En la sombra de la cultura, el vientre todavía palpita" que impartió en el II Congreso Internacional de Parto y Nacimiento en Casa.
"La enfermedad no es sólo un conjunto de síntomas, sino el resultado de la desconexión entre el cuerpo y el alma. Las emociones son la señal para encontrar este conflicto y sanarlo. Ocultar desesperadamente las señales del cuerpo es como barrer para arrojar la basura debajo de la alfombra." Dr. Edward Bach, creador del sistema Floral de Bach
Imagina una mujer que cree que es correcto y bueno que ella sea mujer. Una mujer que honra su experiencia y cuenta sus historias. Que no acepta cargar con los pecados de otros en su cuerpo y su vida.
Imagina una mujer que cree que ella es buena. Una mujer que confía en sí misma y se respeta. Que escucha sus necesidades y deseos y los abraza con ternura y gracia.
Imagina una mujer que ha reconocido la influencia del pasado en el presente. Una mujer que ha recorrido su pasado. Que ha sanado en el presente.
Imagina una mujer autora de su propia vida. Una mujer que inicia, se esfuerza y se mueve en su propio nombre. Que no acepta rendirse, excepto a su Ser más verdadero y a su voz más sabia. Imagina una mujer que nombra a sus propios dioses. Una mujer que imagina la divinidad a su imagen y semejanza. Que diseña su propia espiritualidad y permite que ella le informe su vida diaria.
Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo. Una mujer que cree que su cuerpo es suficiente, tal como es. Que celebra su cuerpo y sus ritmos y ciclos como un recurso exquisito.
Imagina una mujer que honra el rostro de la Diosa en su propio rostro cambiante. Una mujer que celebra la acumulación de sus años y su sabiduría. Que se niega a usar una preciosa energía ocultando los cambios en su cuerpo y en su vida.
Imagina una mujer que valora a las mujeres en su vida. Una mujer que se sienta en círculos de mujeres. Que le recuerdan la verdad sobre sí misma cuando ella olvida.
Imagínate a tí misma como esa mujer.
Tomado de "Imagine a Woman in Love with Herself," by Patricia Lynn Reilly, M. Div., (c) 1995
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