Siempre vale la pena seguir informándonos sobre colecho...El antropólogo James Mackenna de la Universidad de Indiana, EEUU, publicó dos estudios en 1997 en el Pediatrics.
Controló con monitores en laboratorio el sueño de madres dormidas con sus bebés. Se trataba de establecer las diferencias entre los bebés solitarios y los que dormían acompañados. Se registraron las ondas cerebrales (EEG), los movimientos de los ojos, el mentón, tono muscular, la respiración y el ritmo cardíaco. Los movimientos de ambos se registraron mediante una cámara de infrarrojos. Los resultados fueron asombrosos: madre y bebé cuando duermen juntos están sincronizados, los movimientos y la respiración de cada uno afectan al otro.
Durante el sueño los bebés tienen un patrón diferente al de los adultos. Los bebés presentan más y mayores períodos de sueño ligero llamado REM con movimientos rápidos de los ojos, (en inglés Rapid Eye Movement) Hay cuatro niveles diferentes de REM numerados del 1 al 4. El sueño profundo se produce en los niveles 3 y 4. Los bebés pueden pasar por episodios de apnea que pueden durar hasta 15 segundos pero, si el mecanismo automático de la respiración no se dispara, el niño se despierta y reinicia su respiración sin problema alguno. Esto es fácil si se encuentra en un período de sueño ligero por ello los bebés no duermen profundamente como los adultos. Necesitan estar alertas para mantenerse vivos.
Según Mackenna el roce, el movimiento, el sonido de la respiración, la temperatura, el intercambio de gas carbónico y las vocalizaciones del sueño del acompañante del bebé ejercen una influencia positiva.
La sincronización entre los ciclos de sueño mamá-bebé cuando duermen cerca y comparten la misma cama aumenta la presencia de fases REM en ambos incrementando así la alerta de la madre y la sensibilidad del bebé a cualquier movimiento de su madre ayudando a disminuir y corregir los episodios de apnea. El SIDS se presenta más en niños varones, con peso inferior al normal, prematuros, y entre los tres y cuatro meses de edad.
Resultados
Estudios científicos demuestran que el contacto cercano durante el sueño entre el bebé y sus padres tiene beneficios que incluyen: despertares sincronizados entre ambos, una mejor estabilidad cardio-respiratoria y oxigenación de los niños, menores episodios de llanto, mejor termo-regulación y mayor prevalencia y duración de la lactancia. Está científicamente demostrado que la lactancia materna por sí misma es un factor de prevención del SIDS. Al facilitar la lactancia materna el colecho ayuda a prevenir el SIDS. El colecho en sí mismo, al sincronizar los ciclos de sueño madre/bebé, así como dormir en la misma habitación que los padres previene el SIDS. El colecho no aumenta la incidencia de SIDS salvo quizás en circunstancias muy especiales (madre que fume durante el embarazo y en presencia del bebé, estar dograda...)
Conclusiones
Es importante que las madres reciban información adecuada que les permita tomar decisiones conscientes y responsables sobre la crianza de sus hijos.
Por ello deberían ser informadas de las medidas preventivas del SIDS y de los factores de riesgo potenciales; de las ventajas del colecho y de lalactancia prolongada siguiendo las recomendaciones de OMS/UNICEF.
Los bebés no están capacitados para dormir solos hasta que están madurospara reaccionar ante un fallo respiratorio durante la fase de sueño profundo.
El sueño en las distintas culturas
La incidencia más baja de SIDS ocurre en los países asiáticos, especialmente en Japón y Hong Kong donde el colecho está incorporado culturalmente desde antaño. También mencionar la baja incidencia del SIDS, respecto al resto de la población, en algunas áreas de Londres habitadas por inmigrantes de Bangla Desh, los cuales continúan con la costumbre de realizar colecho.
Las autoridades de Nueva Zelanda recomiendan oficialmente que, al menos durante el primer año de vida, los niños duerman en la habitación de sus padres, aunque sea en su propia cuna, a partir de los estudios realizados por Mitchell y col. (Lancet 1996; 347:7) que muestran una clara reducción de SIDS en relación con el colecho.
La tasa mayor está en Estados Unidos: dos de cada1000 nacidos con vida (casi uno por hora), uno de los países occidentales más reacios a la práctica del colecho.
El medio y el ambiente de crianza podrían tener relación con el SIDS
En los últimos cinco años el simple acto de cambiar la posición del niño para dormir ha disminuido significativamente la proporción de SIDS. En un principio los expertos decían que era conveniente poner al bebé boca abajo a fin de que no se ahogara con su propio vómito. Pero la baja incidencia del SIDS en relación con la posición supina aconsejó que los padres acostaran al bebé boca arriba. El cambio fue espectacular. En Reino Unido reducción del 90% entre1981 y 1992; en Holanda, Australia y Nueva Zelanda la reducción fue de un 50%. En EEUU menos porque este cambio ha sido menos publicitado y menos aceptado. Al contrario dela postura boca abajo, la postura boca arriba o de lado favorece el aumento delas fases de sueño ligero por lo que es más fácil que el bebé se despierte después de un episodio de apnea.
La posición del bebé puede influir y nos ayuda a explicar por qué las culturas no occidentales están menos afectadas por el SIDS. En estas culturas los bebés duermen con la madre y maman a voluntad durante la noche. La investigación de Mackenna ha demostrado que, cuando la madre acuesta el bebé con ella, siempre lo pone boca arriba. Esta posición le permite darle el pecho y vigilarle con más facilidad; además el bebé se mueve con mayor libertad. La alimentación materna, por sí sola, también protege contra el SIDS, porque la lactancia nocturna frecuente combate la hipoglucemia y asegura que la madre esté atenta. Naturalmente las madres no eligen la posición supina porque evite el SIDS, sino porque les parece natural.
Algunos estudios han demostrado que el colecho puede ser una práctica que puede aumentar la incidencia de SIDS pero sólo en determinadas circunstancias como son:
* Que la madre sea fumadora y haya fumado durante el embarazo.
* Que los padres hayan consumido alcohol o drogas.
* Que el colecho se produzca en condiciones de hacinamiento.
Es difícil globalizar el concepto de que el colecho sea una práctica peligrosa cuando se realiza culturalmente en la mayoría de comunidades del mundo, con excepción de los países industrializados, donde comenzó a discontinuarse en los últimos 200 años.
El antropólogo James MacKenna, en dos estudios publicados por él en el año 1997, comprobó que los bebés que realizan colecho con su mamá duplican el número de veces que se amamantan por la noche, en relación a aquellos bebés que no lo hacen, llegando a prolongar el tiempo de lactancia hasta en un 40%.
Estos estudios colocarían la práctica del colecho como factor de prevención del Síndrome de Muerte Súbita infantil, por impactar positivamente en la lactancia materna.
Estudios de adultos en coma o de gemelos primerizos han mostrado que la presencia de otra persona en la habitación o de su hermano en la incubadora mejora significativamente el ritmo cardíaco y la presión sanguínea. También se cree que durante las primeras semanas de vida del bebé, su ritmo respiratorio no es suficientemente maduro y es frecuente el caso de apneas. Si la madre duerme a su lado, además de amamantarle más y mejor, se establece un vínculo tal que los ciclos de sueño de ambos se sincronizan, de manera que a menudo la madre se despierta unos minutos antes de que el bebé
En un congreso de la Asociación Americana para el Avance Científico, se comentó la relación física entre los niños con problemas de estrés y las disfunciones de personalidad en la edad adulta. Los niños que se dejan solos para dormir y no se toman en brazos para confortarlos pueden crecer con desordenes postraumáticos y problemas de personalidad, dijo el Dr. Michael Commons de la Escuela Médica de Harvard, según un estudio realizado por él y sus colegas. La idea de que los bebés necesitan contacto físico no es innovadora. Por eso, cada vez se dejan menos que lloren a sus anchas (para ensanchar pulmones, como decían las abuelas). Pero estos investigadores dijeron que se está empezando a encontrar evidencias de cambios físicos cerebrales causados por el estrés durante la infancia.
"En una gran mayoría de culturas, los hijos duermen con sus padres", dijo el Dr. Commons en su ponencia. "Para un bebé, dormir solo es muy estresante. Lo vemos claramente porque los bebés lloran." Los científicos han encontrado niveles mucho más elevados de la hormona del estrés, la cortisona, en bebés que lloran. El Dr. Commons sugiere que la constante exposición al cortisol en la infancia, causa daños físicos en el cerebro. "Hace que se sea más sensible al efecto del estrés, que aumente la incidencia de enfermedades mentales, y que resulte mucho más difícil sobreponerse", comentó el Dr Commons. "Estos cambios son reales y no desaparecen con el tiempo."
En occidente, se espera que los niños sean autosuficientes y que se las apañen lo antes posible. "No tienen los recursos emocionales para encontrar consuelo y la experiencia se vuelve insoportable", dijo el Dr. Commons. "Se ensalza el individualismo y la imposibilidad de resolver situaciones estresantes es causa de burla y desprecio. El apoyo ante el fracaso y las respuestas emocionales al estrés no forman parte de nuestra cultura."
Otras culturas enseñan a los niños a acercarse a los demás cuando el soporte emocional y físico es necesario. "Los niños duermen tocando a sus padres", dijo. "Son transportados en contacto con sus padres o de otro miembro de la familia." Especialmente los bebés menores de 8 meses deberían dormir con sus padres y tener un adulto cerca todo el día para que les conforte y les proporcione seguridad.
El Dr. Commons citó teorías que afirman que tal soporte constante hace que los niveles de cortisol sean menores, lo que contribuye a que las estructuras corticoides del cerebro se desarrollen mejor. Dijo que muchas enfermedades mentales como las fobias, ansiedad, narcisismo, violencia y depresión, en aumento en países industrializados, apenas existen en sociedades más primitivas.
El Dr Commons asumió que todavía no se dispone de pruebas concluyentes de su teoría, a pesar de que se están llevando a cabo ensayos para mostrar qué estructuras del cerebro funcionan en los casos de estrés.
Mencionó, asimismo, que los padres deben meditar con mucho cuidado cómo tratan a sus hijos. "Yo creo que los niños deben ser acariciados, abrazados y besados", dijo, "los bebés en los centros infantiles no deberían ponerse por separado a dormir en sus cunas, sino dejar que se toquen."
Referencias: Harvard Researchers Say Children Need Touching and Attention