viernes, 19 de septiembre de 2008

ACERCA DE LOS MIEDOS

Por MARINA LEMBO

En mi ejercicio cotidiano, acompañando a parejas que buscan vivir su parto y recibir a su hijo/a de una manera distinta a la convencional, y como parte integrante de esta sociedad; muchas veces me encuentro respondiendo u orientando a encontrar respuestas a interrogantes tan únicos y personales como comunes y compartidos.
En primer lugar, tanto dentro de los profesionales del arte de curar como de aquellos que reciben la atención materno- infantil, se evidencia una clara pero angustiante ignorancia. Lo desconocido da miedo. Pero lo conocido, ¿no da miedo?. Quizás por eso, debido a los relatos de terror que escuchamos de nuestras hermanas, primas, madres, vecinas; todas afortunadas por haber sido ‘salvadas’- ellas o sus bebés, justo a tiempo- cuando el bebé no bajaba, o el bebé se pasaba de fecha, o el bebé se ‘ahorcaba’ o la mujer agotada no daba mas del dolor... Miedo a no tener quién nos rescate, digo el médico en el hospital, por supuesto. Muy pocas personas, después de hacer un recorrido y atreverse a preguntar, a ser distintos, a nadar contra la cómoda corriente sumisa y silenciosa, después de tomarse el tiempo y la molestia de informarse adecuadamente (precisa, completa y actualizadamente); llegan a preguntarse ¿No seremos nosotros (los hombres controladores y manipuladores) los que causamos las complicaciones y la necesidad de frenar un resultado adverso causado por una intervención tras otra?
El hombre promete, jugando a ser Dios, que tendrá todo bajo control y nada malo sucederá. Buscamos en un sistema humanamente limitado la certeza de la vida y la salud. Pero nada es gratuito. La falsa seguridad del control absoluto lo pagamos con despersonalización, abandono, atropello y negligencia por abuso de poder y de las tecnologías- imposibilidad de movimiento, desinformación sobre nuestros propios cuerpos, utilización rutinaria de medicaciones, cirugías mayores (cesáreas) ofrecidas ligeramente; todas potencialmente dañinas tanto para la mujer como para su bebé.
Pero entregamos el control y el poder porque nos da MIEDO. Miedo a equivocarnos. Miedo a ser distintos. Miedo al ‘qué diran?’. Miedo a ser juzgados. Miedo a ser censurados. Miedo a sentir. Miedo a la libertad. Miedo a que pase algo. Miedo a la muerte. Miedo a la discapacidad. Todo gira en torno al miedo.
Pero el ‘sistema médico hegemónico’ no nos protege de lo que nos inspira el miedo. La muerte puede encontrarnos en un hospital, es más, es ligeramente mayor en las instituciones- según registros oficiales de la Organización Mundial de la Salud. La discapacidad también podría ocurrir, sabemos que es mas común encontrar traumas en el parto en mujeres y niños en una institución. Miedo a equivocarnos, ante la duda muchas mujeres primerizas y no tan primerizas eligen parir en el hospital; sólo atravesando una experiencia que las dejó con un trago amargo en la garganta y secuelas en su cuerpo y su alma son conscientes de su elección. Aunque reconozcámoslo, ¿qué mujer anda contando que se sintió violada en su parto?, ¿qué hombre anda contando cómo manosearon genitalmente a su mujer y arrancaron a su hijo tironeándole del cuello al punto de terminar en neonatología por dificultad respiratoria?. Nos conformamos con un hijo ‘vivo y sano’. El resto no importa. Y, ¿si pasa algo?. Ayuda mucho ponerle nombre al ‘algo’. Puede llamarse que el bebé no baje, que el dolor me supere, miedo a no ser la nena ‘buena’ y ser la loca que gritó, a no ‘portarse bien’, a que al bebé le cueste respirar, a la hemorragia... Miedo a ser distintos, ‘el pesado’, ‘el que pregunta’, ‘el hippie’, ‘el naturista’, ‘el conflictivo’, ‘el rebelde’, ‘el bohemio’. Pero, ¿De quién es el cuerpo?. Y, ¿De quién es el hijo?. Y, ¿Quién se expone a los riesgos? La sociedad nos incita a consumir y no discutir. 'Callate y pujá'.
¿Qué van a decir mis viejos?, ¿cómo se lo explico a mamá?, "a mi mejor amiga se lo cuento después", quizás el mas grande de todos los miedos: el prejuicio y el aval. Necesitamos ser aprobados y pertenecer.
Entonces, ¿Para qué complicarse?. "Vamos al hospital y listo". "No puede ser tan malo". Creer en un parto respetado en una institución es un pensamiento un poco iluso. Aunque existen unos pocos que lo obtienen.
Parir plenamente es para algunos el punto de llegada de una larga caminata; llena de miedos infundados, fantasías y amenazas del sistema temeroso de perder clientes y adeptos. La recompensa final es un cuerpo saludable, sin episiotomías ni cesáreas innecesarias, un trabajo de parto natural respetado en sus propios tiempos, estar en el centro de los cuidados, ser dueña de tu cuerpo y dueña de tu hijo, ejercer tu rol de protagonista y compañero en esta historia, ser tomado en cuenta como hombre- padre y pareja. Sentirte orgullosa de tu cuerpo poderoso para engendrar y dar vida, para nutrir milagrosamente hasta el hartazgo viendo como brota la leche de tus mamas y como crece la papada de tu hijo, teniendo la libertad de escuchar las necesidades y sabiduría de tu cuerpo: caminar, comer, descansar, dormir, refrescarte, gritar, descontrolarte, gemir, pujar, lamentarte, llorar, morir para dar vida, abrirse para dejar pasar, amar, emocionarte. Sentirte confiada en que te van a respetar, en que te van a cuidar, en que no te van a engañar.
Pero cada rosa tiene su espina. Y cuando estas abrumada, triste, confundida, frustrada, decepcionada, perturbada, cansada, agotada, cuando tuviste una cesárea o tu bebé no refleja lo bien que lo cuidás, o estás harta de la crisis de llanto y te duelen los pezones, cuando la falta de sueño te hace mas intolerante; no vas a estar sola porque va a haber alguien a tu lado, con la empatía de ser mujer para acompañarte y guiarte, para asesorarte y empoderarte. Y con la libertad y la comodidad de estar en tu propia casa y no tener que cumplir con los buenos modales y reglas que la institución te impone por ser la dueña de casa.
En la vida se elige todo el tiempo. ¿Delego y entrego mi mater/paternidad en manos de otros (obstetra, pediatra)?, ¿O comienzo a ejercer mi responsabilidad frente a mi hijo/a por nacer,
evaluando alternativas, informándome y tomando decisiones? Elegir una u otra no es malo. Lo malo es no tener la posibilidad de elegir.

Relato de un Parto en Casa

Imperdible... Hermoso relato de un bello nacimiento en casa... ¡Pasen y vean!

Diciembre

Una noche de diciembre gateaba, me arrastraba, me abrazaba a Pablo, bailaba tratando de resistir mejor el dolor más fuerte que había sentido hasta ese entonces. Estaba en pleno trabajo de parto, en el departamento de dos ambientes que todavía alquilamos en un cuarto piso. La noche anterior había dormido mal y poco en la casa de mis abuelos, porque había sido nochebuena. Las contracciones empezaron muy tímidamente la mañana de navidad, mientras charlaba con mi abuelo en la mesa de la cocina. Al ser tan regulares sospeché que se acercaba el momento para el cual supuestamente todavía no estábamos listos (la fecha probable de parto era el 7 de enero y todavía faltaban hacer algunas cosas en casa para que esté todo como yo quería). Mis hermanas habían dormido enfrente, en lo de mis tíos, así que desperté a Pablo, me crucé, desayuné un poquito más, y sentí en cada contracción la pequeña confirmación de que sí, había llegado el día. Llamaron un remisse y salimos para casa. En la parte trasera del Sierra gris las contracciones me molestaban un poquito más en cada semáforo, y me puse un poco mal por haber tenido que dormir en Ramos, y no haberle pedido a ningún tío, o que no se hayan ofrecido a llevarnos la noche anterior.

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miércoles, 17 de septiembre de 2008

El Poder Natural de la Mujer

Por Vicki Noble

“El ejemplo mas obvio de cuánto nos hemos apartado de nuestras raíces orgánicas como comunidad femenina lo constituyen, en nuestra cultura actual, las prácticas relacionadas con los nacimientos. Las mujeres hemos llegado a creer que no sabemos cómo tener bebés. El hecho nos inspira temor, nos aterroriza, y buscamos la ayuda de los “expertos” para hacerlo bien. Ingresamos en ambientes esterilizados, inhóspitos, alejados de nuestro hogar y nuestra familia, a fin de yacer con los pies levantados para que un técnico extraiga el bebé de nuestro cuerpo. Nos hemos convencido de que, si lo hacemos de otra manera, pondremos en peligro a los niños que traermos al mundo, que los perjudicaremos y apareceremos como unas irresponsables ante nuestros hijos. De modo que, sumisamente, aceptamos los consejos del Médico Todopoderoso y su personal de guardapolvo blanco y, consecuentemente, sobrellevamos en nuestro parto un alto “grado de complicaciones”. Vamos al hospital para hallarnos “seguras”, para ingerir drogas que nos “ayudarán” a hacerlo mejor; seguimos las indicaciones y nos rasuran las partes pudendas, para que al “desgarrarnos” no contaminemos a nuestro hijo.

¿Dónde está el animal que hay en nosotras? ¿Qué se ha hecho de nuestro instinto natural? ¿Cómo imaginamos que han nacido bebés durante todos estos milenios, antes de que inventáramos los hospitales y que los hombres se ocuparan de los partos? Es como si sufriéramos de amnesia; simplemente, no recordamos”.

¡Qué vivan las mujeres!



¡Qué vivan las mujeres que dan vida!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿¿¿Parto Vaginal vs. Cesárea???

Este mediodía/siesta, en una lindísima charla con Anita, salió el tema.
Y las conclusiones fueron las mismas: cada mujer tiene derecho a elegir como parir.
Yo agrego: pero es menester que cada mujer tenga acceso a toda la información necesaria para poder ejercer ese derecho en plena libertad de acción. Sabiendo a ciencia cierta qué es un parto y qué es una cesárea, cuáles son los riesgos y cuáles son los beneficios de cada una de las opciones.

Comparto un texto que hecha luz sobre este tema...

¿Qué es un buen parto?

Para contestar a esta pregunta no hay que tomar como referencia la “forma” en que se desarrolla el parto. Hay que tomar como referencia cómo lo ha vivenciado la madre y por resonancia con ella, cómo lo ha vivenciado el bebé.
La forma es importante. No cabe duda que es mejor siempre plantear un parto natural (mamífero, según definición del Dr. Michel Odent) que una cesárea programada o un parto hospitalario clásico en que un buen parto es un parto rápido, con todo lo que supone de falta de intimidad, medicación, inmovilización y montaje tecnológico entre otras cosas. Pero como sabemos que las percepciones del bebé tienen como base principal las de la madre, excepcionalmente, puede ser mejor para una madre llena de miedos, o obsesionada con no “sufrir”, una cesárea (mejor no programada sino cuando llegue por naturaleza el nacimiento y esperando a que el proceso de parto esté lo más adelantado posible para permitir le generación del antes comentado cóctel de hormonas). Con ello no quiero juzgar esa decisión sino pensar en lo mejor para el bebé en este caso, en que el problema sería más la desinformación, la preparación previa y la manipulación que le han llevado a esa opción, que el hecho en sí.
También puede ser obligada una cesárea en casos de peligro para la vida del bebé o de la madre, aunque desde luego no en tantas ocasiones como nos quieren hacer creer, pudiendo tomar como referencia las recomendaciones de la OMS.
¿Qué puede hacerse si no hay más remedio que efectuar la cesárea? ¿Supondrá un daño psicológico irreparable para el bebé? Desde luego que no. Sobre todo si la madre, informada y consciente de la capacidad de comunicación que tiene con su bebé, está en contacto mental y emocional continuo con él -permitiéndolo así la epidural, en que la madre mantiene la conciencia-, transmitiéndole tranquilidad, explicándole lo que sucede (sí, habéis leído bien, explicándole lo que en cada momento está sucediendo. Los bebés son capaces de percibir y entender más de lo que podemos imaginar). La calidad emocional del nacimiento dependerán también de la calidad emocional de la gestación y se asentará en las horas y días posteriores al mismo. Si añadimos el no cortar el cordón umbilical hasta que deje de latir, el colocar al bebé en el pecho de su madre (se puede hacer en algunos casos aunque sea cesárea), no interrumpir el contacto madre-bebé si no es imprescindible y el menor tiempo posible (y ahí está el padre para cogerlo en este caso), el iniciar la lactancia…será el mejor de los nacimientos.
Desde al Plataforma de Derechos del Nacimiento defendemos que el mejor parto para la mujer es el mejor parto también para el bebé y es la mujer, suficientemente informada, la que debe decidir cómo dar a Luz, otorgándole las posibilidades de llevarlo a cabo, sea cual sea la forma decidida. Es un derecho básico de respeto y libertad sobre el propio cuerpo. No se puede manipular, desinformar, obligar, como se hace con muchas mujeres, que quedan sin más opciones que las que pasan por el parto hospitalario típico.
Dar a Luz es un acto sagrado, digno de respeto por lo que entraña en cuanto al surgimiento de una nueva vida, por lo que supone como vivencia para la madre, por lo que implica en el futuro del bebé, que es lo mismo que decir en el futuro de toda la humanidad. Al fin y al cabo los bebés de hoy serán las mujeres y hombres del mañana. Bebés, niños, en armonía lo serán también de adultos, llevando a sociedades igualmente en armonía, de lo que estamos más bien faltos en la actualidad.

ANTE TODO: INFORMACIÓN
La gestación, el nacimiento, son los hechos más importantes en la vida de las personas, tanto vivenciándolo como bebé, como siendo madres y padres. En las últimas décadas se ha tecnificado tanto la gestación y el nacimiento que se ha perdido en gran medida la oportunidad de experimentarlo con toda su carga emocional, con toda su fuerza vital.
Toda mujer tiene el derecho (y yo diría además el deber) de informarse de las diferentes posibilidades que tiene de traer a sus hij@s al mundo, de lo que supone cada una de ellas, teniendo en cuenta sus propias necesidades y las del bebé; escogiendo la que crea más adecuada a sus expectativas y deseos. Para ello no hay más remedio muchas veces que “buscar” esa información fuera de los cauces hospitalarios y médicos usuales, tarea que facilitan grupos y asociaciones dedicados a informar, asesorar y proteger los derechos de madres y bebés (incluidas las valiosas asociaciones de apoyo a la lactancia).
Sólo la concienciación de madres y padres de lo que supone una manera u otra de dar a luz puede hacer cambiar finalmente actitudes y protocolos irrespetuosos con las mujeres y sus bebés. Son muchas las personas dispuestas a promover este imprescindible cambio, por bien de los bebés, las madres, los padres y de toda la sociedad.


“El nacimiento es un acto sagrado, una representación en la Tierra de la Creación de la vida. Dar a Luz es un acto sublime de amor, lleno de afecto y entrega. Toda madre, todo bebé, tiene derecho a vivirlo en toda su intensidad, con toda su carga emocional. Respetando el nacimiento, respetamos al Ser Humano, respetamos la Vida y sembramos semillas para un mundo mejor.”

Enrique Blay


El texto completo acá.

Interno: Ani, me encantó! Ya sabés... cuando ella quiera! Besito!

miércoles, 3 de septiembre de 2008

EL CUERPO COMO ESPEJO

Comparto la tarea de una amiga...
TALLER EL CUERPO COMO ESPEJO


Nuestro cuerpo responde a la manera como pensamos, sentimos y actuamos. Esto es lo que se denomina comúnmente la conexión mente y cuerpo.

Cuando estos impulsos se bloquean mentalmente por autorrepresión, educación, norma o costumbre, creamos zonas de escisión en el cuerpo, zonas por las que el flujo de energía se ve interrumpido y aparecen contracciones, temblores, vibraciones y hormigueos... y con el tiempo síntomas.

Querés saber lo que te dice tu cuerpo...?

Dime qué te duele y te diré por qué... y para qué...

El dolor, las contracturas, lumbalgias, migrañas, la retención de líquidos, los procesos asmáticos, alérgicos o cualquier otro desequilibrio pueden ser el síntoma de la tensión sufrida por los distintos problemas a los que te enfrentás cada día.

Cuando almacenamos tensión en nuestro cuerpo, éste la expresa con patología debido a dos posibles razones:

§ Como alarma y expresión, para avisarnos de que algo no anda bien.

§ Como válvula de escape de la tensión, ya que no puede acumular más y la saca.

A lo largo de nuestra vida, hemos aprendido a vestir una coraza que nos protege del dolor, pero también nos aleja del placer.

Tendemos a Hacer sin sentir, a Estar sin ser, siguiendo exigencias impuestas, horarios no siempre acordes con nuestra propia biología.

Qué Te Proponemos?

Aprender a darnos cuenta cómo los síntomas físicos expresan nuestras emociones reprimidas.


Como Lo Implementamos?

§ Enfocamos en limpiar de nuestra Memoria Celular, creencias limitantes acerca de nuestra relación con el cuerpo y la expresión de las emociones, para eliminar las corazas físicas que construimos como mecanismos de defensa.



Te Invitamos a...



· Generar un espacio contenido donde Escuchar lo que tu cuerpo pide y dice...

· Darnos cuenta de que todo lo que sea estar de manera diferente a como estoy realmente, implica un sobreesfuerzo físico.

· Aceptar y reconocer que Ser quienes somos, es el paso necesario para convertirnos en quienes queremos Ser.



Si uno llora cuando tiene ganas de llorar, ríe cuando tiene ganas de reír, grita cuando tiene ganas de gritar, nunca llega a una tristeza, una alegría o una ira que necesite salir y expresarse en forma desproporcionada.



Sábado 20 de Septiembre
de 10:00 hs a 13 hs

En BELGRANO
Zona:
El Solar de la Abadía


Para participar debes inscribirte previamente:
Enviando Datos personales y teléfono de contacto
via mail a:
vivianakold@hotmail
daliatl@yahoo.com.ar

o telefónica después de las 18 hs a los tel
4797-3424 / 4780-0383
Viviana 1563618798
Dalia 1541898583


VALOR del ENCUENTRO $ 70.-


Sugerimos venir con ropa cómoda, y algo para anotar.

Dalia Tavor

Lic. en Educación. Prof. De Educación Física, con especialidad en Patologías de la Postura. Reflexóloga. Reikista. Facilitadora de la Técnica de Memoria Celular. Estudiante avanzado de la formación de Doulas, en Crianza de Laura Gutman.



Viviana Ruth Koldorff

Arquitecta. Consultor Psicológico con orientación Sistémica. Acompañante Terapéutico. Arte terapeuta. Practitioner en Programación Neurolingüística. Facilitadora de Sesiones de Arte terapia y Desbloqueos Emocionales con la Técnica de Decodificación de Memoria Celular.



La Decodificación de Memoria Celular, es una técnica que permite conectar con información almacenada en nuestro cuerpo. Nuestras células guardan no solo la información genética, sino también los datos de nuestra historia personal. Cada experiencia traumática queda grabada en cada una de nuestras células, generando una respuesta automática de stress. Ante un estímulo externo, de connotaciones similares a una experiencia ya acontecida, el cuerpo/inconsciente reacciona segregando una serie de sustancias químicas que provocan una regresión emocional al momento traumático vivido. A través de esta técnica podemos cambiar los patrones energéticos que nos paralizan y construir una nueva opción de vida basada en nuevas elecciones concientes.