lunes, 24 de julio de 2006

Acompañar en el nacimiento

Tuve el honor de que Sandra La Porta, la partera que asistió el parto de mi hijo Valentino en casa, me invitara a participar de una organización no gubernamental para trabajar en pos del embarazo, parto, nacimiento y crianza fisiológicos. Y eso sin ser más que una mujer que alguna vez tenía la inquietud de parir y criar de forma natural, lo más lejos posible de las intervenciones innecesesarias que se fueron incorporando alrededor del nacimiento. Esto sin ser una erudita en la materia, sólo por haber escuchado a mi instinto.
Y eso disparó en mí la necesidad de hacer un chiquitín más, de prepararme e involucrarme. De transmitir a otras mujeres que son libres de elegir la forma en que quieren que sus hijos vengan a la mundo. De contarles, mujeres, que si sus hijos son respetados desde el momento en que vienen al mundo, quizá este planeta se convierta en un lugar mejor.
Digo quizá porque ustedes saben. Soy una romántica incurable. Y me encanta serlo!

Entonces: me voy a hacer doula. Para los que no saben lo que es, les cuento. La doula (se pronuncia dula) es una mujer que acompaña a otra en el momento de parir con el sólo fin de brindarle contención emocional. Menuda tarea.
Recién estoy empezando a transitar este camino. No es mi intención ejercer ya. Pero soy la única integrante de la ONG que no es doula ni partera. Claro que si me convocaron es porque esta condición no interfiere. Pero es algo que me venía rondando hace rato. Y lo necesito no sólo para sentirme más capacitada para mi rol en la asociación, sino porque es una tarea que me tienta de verdad.
Vamos a ver qué sale. Les iré contando.

(Ya falta menos, en unos diez días tendré internet, supongo).